Agosto, azahar y almíbar

Y, en una fría noche de agosto, apareces. El brillo de tu caminar hace sombra al cantar del amoroso grillo. Dorados cabellos que hacen sonreír a las Lágrimas de San Lorenzo. Destello de ojos miel que sonrojan a la luna. En las carcajadas de tus mejillas anhelo perderme. Encontrarme en el entrelazo de tus tímidas manos para con alboroto soñarte. Y, en una fría noche de agosto, naufragar en la orilla de tu amor.

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Hoy, te encuentro en el laberinto de tu sonrisa. De suaves jazmines inundas mi mirada. El azahar cela tu andaluza dulzura. El cantar de tus manos ensordece al bravío mar. Náufragos que con tu caminar encuentran el horizonte. Hoy, el almíbar de tu pelo nubla el sol de mis pómulos. Sonrojo entrelazo de mis manos con tus anhelos que braman por Andalucía. Tez de moruna esperanza que ilumina mi pecho. Hoy, lucero del alba, te pienso en el amanecer de mis mañanas. Hoy, caigo rendido a la bravuconearía de tu amor.

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El sol huye de la esperanza de tu sonrisa. La luna, coquetea con el fulgor de tus ojos. Mis labios, nerviosos, buscan la timidez de tus mejillas. Agosto llora sobre nosotros. El vuelo de tu pelo encandila al despojado viento. Mi mirada se pierde en la poesía de tu silueta. Musa del albor que con rubor haces que busque tu amor. Fríos desiertos debo cruzar para conseguir abrazar tus cabellos de azahar. Náufrago de mares de polvo que para beber del almíbar de tu mirada persigue correr al son del beréber. Mentir haría si sin pudor afirmase no sentir deseos por en mis mañanas oír tu latir.


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