Donde da la luz
Se sentaba en
su eterna silla de hierro, blanca, piernas en cruz. Sombrero de palma, pipa en
mano, el atardecer como manto, y Alhaurín como anhelo. Hoy, me pregunto por qué
tanto deseo y sufrimiento a la vez. Son momentos de incredulidad, de confusión,
de indignación y de rabia. Si, de rabia. La misma bandera que hondeaba ayer en
el ayuntamiento sobre la cabeza del cacique y usada como arma arrojadiza es la
que le acompañó. Qué fácil sería darse la vuelta y salir del agujero en el que
nos están metiendo. A veces pienso que ojalá pudiese hacerlo, de verdad. Sin
embargo, me resulta tan difícil mirar para otro lado, tan imposible, no concibo
una política carente de política, de todo aquello que hace que esté prendado de
ella, el buen hacer político, la ética y la moral, radiantes, el honor y la
dignidad como banderas, la equidad y la justicia, el pensamiento crítico y un
sinfín de cualidades que hacen de la política la mujer perfecta. Por eso,
cuando es violentada de la manera en la que se le está maltratando a lo largo y
ancho del país, ensañándose con ella en una de sus partes más bonitas, como lo
es el ámbito local, donde se debe de llegar al culmen del acercamiento y la
cooperación entre política y ciudadanía. Me hierve la sangre más todavía si
atacan a mi amante en el lugar que me ha visto nacer y crecer, en el mismo
lugar donde tantos han luchado por ella y por Alhaurín. No puedo hacer oídos
sordos, no. Tampoco puedo callarme, ocultarme en la oscuridad, porque siempre
habrá un lugar donde da la luz, donde se unan tantos sentimientos sobre un solo
papel que me lleven a creer que en Alhaurín no somos 300, somos 24.074, que no
nos vamos a dejar de amedrentar por unos caciques y que más allá de las
importantes sentencias de dos tribunales, en Alhaurín todos sabemos cómo se las
gastan desde el excelentísimo ayuntamiento desde hace trece años, por mucho que
aquellos que se acercan al fanatismo se nieguen a afirmarlo, Martín Serón es el
mayor ataque a la democracia alhaurina desde que ésta se instaurase, no es
ningún mártir del Partido Popular ni de la justicia, es un abanderado del
caciquismo. Es salir del término municipal de Alhaurín y que aquellos que están
al tanto de la cuestión te miren con incredulidad y se pregunten cómo es
posible, a lo que suelo responder que nuestro pueblo está en la UCI
democrática, por mucho que me pese, pero es la realidad. Igual que a veces me
cuestiono el papel de PSOE e IU en todo esto, está bien la lucha institucional
y demás formalidades, pero se echa en falta un acercamiento al ciudadano a
través de movilizaciones y actos de repulsa hacia estos señores. Me atrevería a
decir que un gran número de alhaurinos están ansiosos de demostrar que más
allá de las “víctimas del Caso Troya” hay una mayoría de víctimas del caciquismo de
Martín Serón. Quizás podríamos introducir aquí eso de mayoría silenciosa.
Tenemos que ser capaces de demostrar al resto de alhaurinos que hay vida más
allá del corrupto de Juan Martín, debemos de demostrar a los demás malagueños y
españoles que en Alhaurín no somos unos simples borregos pastando dentro del
cerco impuesto por el consistorio, hay que pelear por algo más que votar de
cuatro años en cuatro años, hay que ser participes de la política local, no nos
podemos insultar de tal manera, no sólo somos elementos electorales, hay que ir
más allá, hay que salir a la calle, hay que reflexionar, expandir nuestras
miras y capacidades democráticas, debatir, empujar a aquellos que se intentan
imponer, hay que demostrar que no nos dejamos embelesar por un carisma, tenemos
que tener un pensamiento crítico, nos tenemos que dar más valor como personas,
no tenemos por qué amedrentarnos, sólo tenemos que encontrar cada uno el faro
que nos guíe hacia el camino de la lucha por nuestro pueblo, para una vez allí
alimentarnos de las llamas que nos empujen a alzar la voz.
Mi faro es la
política, mis llamas, las llagas y arrugas de mi familia, el olor a pipa. Seguro,
que vosotros, paisanos míos, tenéis también un faro y unas llamas que os hacen
pensar que Alhaurín no es tierra de caciques, sólo tenéis que buscar donde da
la luz…
Estoy contigo, sigo tu blog y solo decir que todo lo que se dice en cada una de tus notas son verdades como puños, en esta en particular, hay más gente que ven las cosas lo mismo que las expones pero el miedo hace que no se manifiesten y digan lo que de verdad piensan, son peones de este gran circo en que se ha convertido nuestro pueblo, saludos.
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