Titanes de a pie
En mis párpados anochece,
mientras que el alba, coqueto, comienza a despuntar. Tímidos rayos de sol
asoman con complejo de calidez, intentando desempañar el rocío de mis pupilas.
Con premura me afano en recuperar la luz que inunda ya el mundano horizonte.
Eterna lucha por no caer en la más tenebrosa de las noches en las que se ve
sumida el ser humano. Son muchos los que en plena batalla caen rendidos,
mientras que otros, ni siquiera presentan resistencia ante semejante tiranía.
Déspota invisible, difícil de ganar, que además, cuida entre algodones a los
caídos, ahogándolos sin repercusión alguna en la oscuridad. Ardua tarea la de
huir del villano, pero no imposible…
Tenemos que ser los Atlas de carne y
hueso, tenemos que echarnos el mundo a nuestras espaldas, cargar con los
valores que nos hacen ser personas, asumir nuestro papel como ciudadanos. Si,
ciudadanos. Debemos de ser conscientes de que no somos ninguna clase de
cliente. No tenemos necesidades establecidas esperando a ser cubiertas, sino
que tenemos derechos que defender y obligaciones que cumplir. Exigir
responsabilidad y asumirla a la vez. Colaboración y cooperación son conceptos
claves, sentido de lo común como valor básico. Lejos de ensoñaciones comunistas
o anarquistas, simplemente, ser ciudadanos. Solo así conseguiremos escapar del
Hades material e hipócrita y su vorágine consumista, clasista e individualista que
pretende convertirnos en apacibles pusilánimes.
Comentarios
Publicar un comentario