La reflexión es el ojo del alma

Hoy os dejo con tres pequeños artículos que escribí hace ya un tiempo, casi necesarios para frenar un poco la vorágine política alhaurina. Espero que disfrutéis con la lectura y que sobre todo sirvan para frenarnos a nosotros mismos también, pararnos, pensar, y reflexionar, ¡es gratis!

                                           Hace tiempo que ando buscándote 


Hace tiempo que ando buscándote. Te busco en mis sueños, te persigo noche y día, incluso, me adentro a buscarte en mis pesadillas más temerosas. Sé que sigues ahí, que sigues queriendo esconderte, que prefieres escaparte de mis manos, que prefieres, que todo siga como está. Intento atraparte, de verdad que lo hago, me dejo mi sudor, mi cuerpo, mi alma, y mis lágrimas por encontrarte. Sé que sigues ahí. Oyes el martilleo de mis pensamientos, oyes mis lamentos y tormentos, te ríes de mi rabia contenida, te ríes, de mí. Sé que no eres imposible de alcanzar, te agrandas con mis pesares, pero te achicas con mi caminar. Porque quiero caminar, puedes poner sobre mis espaldas el mayor de los pesos, puedes ponerme en el camino la mayor de las piedras, pero lo que no vas a poder conseguir jamás, es quitarme las ganas de caminar, porque sé que cada paso me acerca más a ti, se que si siembro en el desierto, algún día lloverá. Por ello, se que te alcanzaré, cada paso que doy cuenta, cada paso que doy, me acerca a ti, utopía.

                                                                      Esta noche

Esta noche, he soñado. Tenía el poder de la ubicuidad, era maravilloso. Desayunaba en Tokio, almorzaba en Nueva York y cenaba en Berlín. Paseé por la City financiera nipona, contemplé el parqué de Wall Street, y me senté en el Bundestag alemán.  Pude ver sus debates, pude ver sus luchas, pude ver sus decisiones, me sentía uno más, sentía, que formaba parte del Todo. Fui capaz de penetrar en las mentes de todo aquel que me propusiese, quería empaparme de su saber, quería integrarme, ser uno de ellos, serlo al cien por cien. Conocí cómo maquinaba la cabeza del directivo japonés, incansable, obsesivo, agresivo. Conocí cómo funcionaba la mente del  brooker de bolsa, insaciable, audaz, ambicioso. Conocí cómo la Canciller de hierro hilaba en su prodigiosa mente, metódica, precisa, persuasiva. Quedé impresionado, quería empaparme aún más, quería ser un cúmulo de esas mentes, quería ser,  perfecto. Me lancé dispuesto a descubrir aún más sobre ellos, sentía la necesidad imperiosa de parecerme a ellos, de conseguir un modelo de vida semejante. Sin embargo, de repente, hubo algo que me aturdió. Por más que lo intentaba, no conseguía entrar en sus corazones, estaban provistos, de una dura coraza, dinero, y poder, rezaba en la pesada armadura que protegía sus entrañas...

                                                          Quiero que me escuches

Quiero que me escuches. Podrían tomarme por un loco, pero ya sabes que, muchas de las personas que han cambiado el rumbo de la historia, fueron en algún momento considerados locos. Pero tranquilo, yo no quiero cambiar la historia, solo quiero cambiarte a ti. Disculpa mi atrevimiento, y por favor, dame la oportunidad de hablarte: Tu vida, la mía, y la de todos, sigue un cauce, unos blancos, otros negros, incluso amarillos, alto, bajo, gordo, flaco; todo el mundo es diferente, pero a la vez, iguales, porque todos seguimos una misma senda  y todos compartimos final. Sin embargo, debemos de plantearnos si hemos diseñado nosotros mismos el camino que hemos decidido seguir, o no. Desde que naciste, tomaron decisiones por ti. Con la mayoría de edad pensabas que podrías determinar tu vida. Y ahora, estarás pensando que no soy nadie para decirte que no tienes potestad sobre tu vida. Pero déjame acabar. Trabajas, o buscas trabajo para conseguir dinero, quieres conseguir dinero para vivir, y si se puede, algún que otro capricho. Para vivir hace falta consumir, para darse algún capricho, hace falta consumir. Para consumir, nos tienen que ofertar. Para que nos oferten, tenemos que seguir las reglas del sistema. Para seguir las reglas del sistema, tenemos que tener dinero. Si no se tiene dinero, estás fuera del sistema. Si estás fuera del sistema, estás sentenciado. Ahora bien, ¿determinas tú el cauce por el que discurre tu vida?


"Debes ser, el cambio que quieres ver en el mundo"

Mahatma Gandhi

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