Carta de un náufrago
Me he dado cuenta de que viajo en un barco a la deriva, cada vez veo más lejos tierra firme, incluso empiezo a perder la esperanza de llegar a tocarla siquiera. Tiempo atrás, embarqué con ilusión y confianza en el capitán y sus marineros, creí que serían capaces de navegar entre las más feroces tormentas y olas, pensé que no me dejarían nunca de lado, que me llevarían a puerto. Pero miro alrededor y cada vez estoy más convencido de que fui un ingenuo, hasta mis compañeros de viaje están desanimados, sentimos que estamos condenados por unos grumetes y capataces que sólo hacen luchar por dirigir el navío y por cómo hacerlo, no se dan cuenta de que el final es el mismo, no quieren ni siquiera mirar cara a cara al pasaje, no quieren preguntarnos, nos dan la espalda. Tienen que arreglar los tres motores de la nave para poder seguir adelante, la ética, la moralidad y la política necesitan una reparación sin precedentes para que nuestro inmenso barco y nosotros mismos arribemos a puerto cu...