ELLA
El aleteo de la brisa ya le rozaba las sonrojadas mejillas. El rubor de la sal le recorría el alma. Salero de impoluto blanco que mecía sus tímidos pies. La arena se convirtió en suave terciopelo bajo el peso del devenir. El sentir colmaba su ser cuando el graznido de una impertinente Gaviota la despertó de su particular travesía al Olimpo. Hades la llamó a gritos; el viento dejó de cantar para vociferar; las olas martilleaban con fiereza sus llantos; el inframundo se dejaba entrever por doquier; sus sollozos se inundaron de frío; mar que de Rocas heladas se anegó; las nubes, se adueñaron del horizonte: luz ahogada en la oscuridad... Entonces. El entrelazo de una cálida mano, la sacó del embeleso de Medusa. Sus brazos se colmaron de energía. Ojos que de color sol se tornaron. Los llantos se convirtieron en vítores a la vida. Sus entrañas vencieron al fulgor de las tempestades. Con Firmeza cabalgó las olas. El mar, aturdido, acabó sometido. Ella, no era la misma. Ella, n...